martes, 1 de septiembre de 2009

Dios y el amor...

Flavio, en un arranque cariñoso, abraza muy fuerte a su mamá.
— ¡Te quiero mucho, mamá! Soy feliz porque te quiero mucho... Pero también te puedo querer mucho aunque no seas mi mamá, puedo querer mucho a cualquiera, como te quiero a vos. Si uno quiere mucho a alguien, quiere mucho a todos.
¡Te quiero porque somos partecitas salidas de Dios! ¡Todos los humanos son partecitas salidas de Dios! Dios está en todos los mundos, está separado por partes, está en todos los lugares, y está también en el vacío.
Cada mundo es una parte de Dios. Pero Dios también está en el espacio. Dios es todo, todo lo que existe, todo, todo lo que se toca y lo que no se toca, lo que se ve y lo que no se ve. Dios no se muere nunca, pero para estar vivo hay que ser una parte salida de Dios. A mí me parece que soy una parte salida del corazón de Dios. El corazón es una manera de decir, porque Dios no tiene cuerpo, es como decir que salí del amor de
Dios.
¿Sabés, mamá? Cuando me ponen en penitencia yo la paso muy bien porque no pienso. Pensar es hablar para adentro y yo estoy callado por dentro. Entonces me voy a mi parte salida de Dios y estoy ahí. Pero no creas que queda un agujero cuando salgo, porque Dios, aunque esté separado en partes, siempre está entero.


Flavio, 4 años

..........................................................................................................................................................

Fragmento del libro "Vengo del sol" de Flavio Cabobianco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario